¿Por qué es necesario programar?
En vista de las exigencias para presentar una óptima programación didáctica en las oposiciones, mi mente extrae conclusiones de todo esto, más allá de qué es una programación y cómo se hace. Y es que, una forma de organizar nuestro trabajo es programándolo y concretándolo en actividades y tareas que se puedan llevar a cabo.
Parece que un docente, como bien se indica en las metodologías docentes más alternativas y actuales, es un guía u orientador. Es la cabeza tractora de un grupo de personas, por ello, a priori su función deberá estar perfectamente ideada, diseñada y analizada. Tendrá, entonces, que tener clara su labor y sus objetivos a corto, medio y largo plazo. ¿Y qué mejor manera que dejar constancia de ello en un documento donde se haga visible su idea de enseñanza/aprendizaje? Esto le permite a él/ella, como docente, tener un guion preestablecido del que apoyarse, lo cual le alivia de dudas y de carga de trabajo durante el curso. Asimismo, al tener que evaluar el resultado surgido de tal programación al final de curso, le permite saber cuáles han sido sus fallos y aciertos, en qué puntos hay que cambiar el rumbo y en cuáles no. La programación didáctica se convierte, pues, en un croquis mental y, al mismo tiempo, en una unidad de medida de la calidad de la docencia.
Y es que una gran profesión requiere de un gran trabajo visible y, sobre todo, invisible. Es bien sabido que cualquier profesión de las consideradas de "servicio social", como bien se indica en un artículo de la revista Value (click para ver), entre ellas, el magisterio, sufre de una gran carga de responsabilidad (no siempre valorada y dignificada) y, por ende, de estrés emocional y mental. El conocido como síndrome Burnout o "síndrome del trabajador quemado" es padecido por una gran mayoría de educadores. Y es que, con el paso de los años y los cambios sociales, cada vez es mayor el peso de la sociedad sobre los hombros de un profesor, quien se ve poco reforzado y apoyado por las instituciones. Consecuentemente, esto repercute en su satisfacción y motivación como profesor/a y, encadenadamente, también en la calidad de su oficio.
Ahora bien, sabiendo esto, ¿cómo puede ayudar una programación didáctica a mejorar esta situación? Considero que disponer de las bases físicas/materiales y de recursos propios es indispensable para desempeñar un cargo en el que se tendrá que enfrentar no solo a unos alumnos, sino a unos padres y al resto de miembros de la comunidad educativa, los cuales pedirán explicaciones de sus decisiones y resultados. Por ello, contar con una programación no solo es una guía de orientación para él/ella sino también un comprobante o justificante de sus acciones en el interior de un aula. Tener bien asentada, consolidada y correcta una programación didáctica significa tener las ideas claras de lo que se quiere conseguir y, además, resume y refleja todo el esfuerzo que el educador/a está dispuesto a realizar para y por mejorar en su trabajo. Por tanto, es una herramienta de defensa de su profesión, un escudo protector ante los golpes e imprevistos.
En resumidas cuentas, este tema 6 es harto relevante y útil para nuestra (esperemos) futura labor docente.
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